A esto se suma un proceso de transformación digital en marcha, cada vez más acelerado y profundo, tecnológico y cultural.
CRISIS EDUCATIVA
Lo anterior es muy grave, ya que los profundos problemas de productividad que evidencia el país por ya largos años solo se acrecientan a futuro. Mientras no pongamos foco en la educación preescolar y escolar, el país, a través de sus empresas, no será capaz de mejorar su productividad y, de esta forma, competir en mercados globales. Necesitamos más y mejores profesionales y trabajadores, necesitamos mejorar la educación, porque sin un capital humano fuerte, este país y sus empresas solo pierden en la cancha de la competencia global.
Y no solo se trata de competir, sino también de cohesión social. Para trabajar juntos necesitamos confiar, y ya sabemos que esa es una espina muy dolorosa que nos molesta e inhabilita cada día. La buena educación nos ayuda a no refugiarnos en nuestro grupo de referencia.
La invitación es a trabajar en lo que resta de esta década en proyectos-país, donde las empresas colaboren para fortalecer la educación preescolar y escolar pública, porque, de lo contrario, la sostenibilidad de su negocio está en entredicho. Lo necesitamos aquí y ahora, y nadie se puede restar. Un poco de Kant y su filosofía de educación en las decisiones estratégicas ayudaría.
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