M. Eugenia Rodillo constata que cada vez son más las compañías que buscan dar un salto en su proceso de madurez organizacional y “visualizan que existe la necesidad de gestionar estos procesos con objetivos comunes, de manera de potenciar la Cultura y la Estrategia del Negocio”. De ahí que se ha especializado en el desarrollo de programas de Liderazgo, Comunicación y Colaboración, los cuales realiza como consultora de CIS desde octubre de 2022.
-Cuéntanos de tu trayectoria profesional previa a tu incorporación a CIS
Comencé mi vida laboral en Consultoría (Capacitación), para luego trabajar durante un largo periodo como head hunter para cargos del sector público y privado. Posteriormente trabajé en una multinacional hasta sentir la necesidad de formar mi propia empresa de reclutamiento. Luego obtuve la certificación como Coach y estuve durante seis años en Perú, hasta retomar la consultoría integral de gestión de personas.
– ¿Cuál, dirías, es tu sello profesional?
Establecer con los equipos y clientes vínculos de confianza, de colaboración para facilitar el avance de los proyectos y los cambios organizacionales, incorporando el balance entre las necesidades emergentes del negocio y la estrategia, así como las necesidades de los equipos, las personas y los procesos comunicacionales que permiten contribuir directamente los resultados.
HACIA UNA VISIÓN CONJUNTA
-De acuerdo a tu experiencia, ¿cuál es la fórmula de una buena consultoría?
Desarrollar proyectos que permitan movilizar a las organizaciones hacia el trayecto necesario para el logro de sus propósitos y ambiciones, identificando expectativas y fases realistas pero desafiantes, que permitan contribuir a instalar nuevos procesos y niveles de interacción y visión conjunta.
– ¿Cómo te proyectas de aquí a cinco o diez años?
Profesionalmente en la misma ruta, contribuyendo a la difícil tarea que tienen los líderes en su responsabilidad; “acompañando ” a las organizaciones a que logren percepciones reales de cambio positivas desde sus equipos y personas. Me proyecto contribuyendo en organizaciones que “se hacen cargo”, donde los trabajadores no solo las han escogido por sus beneficios o por el nivel de remuneración, si no por los valores y la consistencia que ven desde sus líderes hacia sus equipos, sintiendo orgullo y preocupación por el equilibrio entre la vida profesional y personal de sus trabajadores.
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